Product Crafter Emilio Carrión
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Calidad Pragmática

El arte de equilibrar valor y esfuerzo

En el mundo del desarrollo de software, la búsqueda de la calidad es una constante. Sin embargo, ¿hasta qué punto debemos llevar esta búsqueda? ¿Existe un punto en el que los esfuerzos adicionales por mejorar la calidad dejan de tener sentido?

Aquí es donde entra en juego al concepto que he denominado “calidad pragmática”, una filosofía que busca encontrar el equilibrio perfecto entre la calidad necesaria y el esfuerzo invertido.

¿Qué es la Calidad Pragmática?

La calidad pragmática es mantener el software de un producto digital en un nivel de calidad que aporte el valor necesario, sin caer en la trampa de gastar esfuerzos excesivos en mejoras que no sean tangibles para el usuario o el negocio. Es un enfoque que reconoce que la calidad es importante, pero también entiende que existe un punto más allá del cual las mejoras adicionales no justifican el tiempo y los recursos invertidos.

El símil del azafrán en la paella

Para entender mejor este concepto, podemos usar una analogía culinaria: el azafrán en la paella (uno de los muchos aprendizajes que he ganado en mis años en Mercadona Tech). Esta comparación hace referencia a la práctica de añadir azafrán a la paella, un ingrediente normalmente caro.

El azafrán, sin duda, aporta un toque de color y sabor a la paella. Sin embargo, su alto precio y el hecho de que su contribución al sabor final del plato no sea tan significativa como para justificar su coste, lo convierten en un perfecto ejemplo de lo que no es calidad pragmática. Añadir azafrán a la paella es como agregar funcionalidades o refinamientos innecesarios a un software que ya cumple su función de manera adecuada. Sí que añade sabor, pero por añadir más no va a mejorar la paella.

La importancia de la calidad pragmática en el desarrollo de software

En el desarrollo de software, la calidad pragmática se traduce en varias prácticas y consideraciones:

  1. Priorización de funcionalidades: No todas las funcionalidades de un producto tienen el mismo valor para el usuario o el negocio. La calidad pragmática implica identificar y centrarse en aquellas que realmente importan.
  2. Gestión de la deuda técnica: A veces, es necesario hacer concesiones en la calidad para cumplir con plazos o restricciones de presupuesto. La clave está en gestionar esta “deuda técnica” de manera que no comprometa la viabilidad del producto a largo plazo.
  3. Mejora continua vs. perfeccionismo: La mejora continua es esencial, pero el perfeccionismo puede ser contraproducente. La calidad pragmática busca un punto medio donde las mejoras aportan valor real. Better done than perfect!
  4. Adaptación al contexto: Lo que se considera calidad suficiente puede variar según el contexto del producto, su etapa de desarrollo, y las necesidades del mercado.
  5. Equilibrio entre velocidad y calidad: En un mercado competitivo, a veces es más importante lanzar una versión funcional rápidamente que esperar a tener un producto perfecto.

Implementando la Calidad Pragmática

Para implementar la calidad pragmática en el desarrollo de software, podemos seguir estos pasos:

  1. Definir objetivos claros: Establecer desde el principio qué nivel de calidad es necesario para que el producto cumpla su función y satisfaga a los usuarios.
  2. Medir y analizar: Utilizar métricas para evaluar la calidad del software y su impacto en el valor percibido por los usuarios. Métricas DORA como el porcentaje de fallo o el tiempo de restablecimiento pueden ser interesantes.
  3. Priorizar las mejoras: Identificar qué aspectos del software necesitan mejoras y cuáles ya están en un nivel aceptable.
  4. Feedback continuo: Mantener un diálogo constante con los usuarios para entender qué aspectos del software son más útiles y cuáles necesitan atención.
  5. Revisión periódica: Reevaluar regularmente el enfoque de calidad para asegurarse de que sigue siendo relevante y eficiente.

Los Peligros de ignorar la calidad pragmática

Ignorar la calidad pragmática puede llevar a varios problemas:

  1. Sobresoftware: Crear un producto con funcionalidades innecesarias que complican su uso y mantenimiento.
  2. Desperdicio de recursos: Invertir tiempo y dinero en mejoras que no aportan valor significativo.
  3. Time-to-Market retrasado: Perder oportunidades de mercado por buscar una perfección innecesaria.
  4. Fatiga del equipo: Desmotivar al equipo de desarrollo al enfocarse en detalles insignificantes en lugar de en el valor real para el usuario.

Conclusión

La calidad pragmática no se trata de conformarse con menos, sino de ser inteligente y estratégico en cómo se invierte el esfuerzo en la calidad del software. Como decidir no añadir azafrán a la paella puede resultar en un plato delicioso y más rentable, adoptar un enfoque pragmático en la calidad del software puede llevar a productos que satisfacen las necesidades de usuarios y del negocio eficientemente.

En un mundo donde los recursos son limitados y las demandas del mercado son cada vez más exigentes, la calidad pragmática es una filosofía esencial para el éxito en el desarrollo de software. No se trata de sacrificar la calidad, sino de entender dónde realmente importa y enfocar los esfuerzos allí donde generan el mayor impacto.